Sólo se tropieza una o dos veces en el filo de la katana: la primera hiere, la segunda mata.
–¿Y si soy yo la espada?
–Posiblemente no sangrarás, pero tampoco te puedes forjar a ti misma.
Sólo recuerda: durarás si tu acero es muy dulce por dentro y el de fuera tiene pocos dobleces.
Debes saber también que tener el alma complicada no te resta agudeza.
–Madre, ¿duelen los golpes?
–A esa pregunta sólo puedo responder:
Lleva paso firme, pero camina con ligereza.
Sólo se tropieza una o dos veces en el filo de la katana.
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Nakano Takeko (1847-1868) |
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