jueves, 3 de mayo de 2018

Berenjenal 1

Está yendo mejor e irá mejor aún, pero hoy no me he reído con la foto de abajo, lo siento.
La uso de excusa y es graciosa, otro día me río, de verdad, pero estoy muy sensible con ciertas cosas (incluyendo que yo también llamo por teléfono a mi hijo para saber cómo lleva el tema de la cena), y sé que esto pasa pero espero que en un universo paralelo esta gracia no tenga sentido.
Mi vástago cocina cosas sencillas y aún no me suele llamar para saber si también prepara cena para cuando yo llegue o si no va a hacer falta porque ceno fuera, pero no salgo tanto y él tiene 15 años; todo se andará.
Suelo decir que no juzgo y quiero decir que juzgo el hecho, no a la persona. Me pregunto si mis amigos de entre 35 y 60 años le dicen a la gente que convive con ellos y que les cae bien: "Voy a preparar comida, cena, ¿hago para ti?" o si no hace falta porque la costumbre de la casa es repartirse de verdad esas obligaciones diarias.
No vale una vez al mes o a la semana. Seas hombre o mujer, si tu pareja o la gente que vive contigo le dedica al día tres o cuatro horas más a PLANIFICAR (que es lo más difícil), comprar, recoger, limpiar, colocar, cocinar, gestionar papeles, estar con los hijos si los hay (y estar con los hijos poco menos que te convalida años de psicología y enfermería), etc. le estás robando a esa/s persona/s una doceava parte de su tiempo de vida, un mes entero a lo largo del año.
Y no, no estoy exagerando, si acaso para menos. Calculad, personas no-gestoras principales de la casa, que por cada hora y media al día que estéis barriendo, llevando al niño al médico etc. la/s otra/s persona/s les dedican a similares menesteres entre cuatro y media y cinco horas de su jornada, ese chollo imprescindible para vivir y no remunerado que te hace dormir mal, comer peor y llevar un estrés como si llevares corriendo delante de un p**o león desde que, por alguna ley no escrita, empezaste a cobrar menos y esa fue la delirante excusa por la que tu tiempo te dejó de pertenecer.
Así que no hace falta que miréis muy lejos para mejorar el universo. Haced una reflexión sincera y si no recogisteis la mesa porque llegabais tarde a trabajar pero por la tarde salisteis una hora a correr porque hay que estar en forma y claro, no vais a pasar por el supermercado sudad@s, ¿no?, y os toca hacer la cena pero decís "No tengo hambre, no TE preocupes que ME hago un sangüis", incluso haceis dos o tres o los que sean y luego os dejáis relajar (vosotros que podéis) porque trabajasteis y estuvisteis con vuestras cosas y fuisteis al gimnasio y aún tuvisteis fuerzas para decir al resto "Tenéis mala cara porque os procupáis demasiado. Seguramente os vendría bien hacer ejercicio como yo hago -correr, natación, pádel o lo que esté de moda y te permita estar otra media horita subiendo las fotos al Instagram y respondiendo a los comentarios-, y mirad cómo me mantengo pese a todo lo que curro, no como vosotros".
L@s que hagáis eso, y por unas cosas u otras somos la mayoría, no manifestéis tan alegremente lo falso de esa autoestima tecnológica y gimnástica o la que sea. Es probable que esa persona exageradamente modesta -porque trabajar mucho y cobrar demasiado poco te termina reventando los ánimos- no haya tenido ni la cuarta parte del tiempo para dedicarle a configurar el router o ir a ver esa película súper reivindicativa que tanto os ha cambiado la visión del mundo. Tuvo que ponerse las bragas o los calzoncillos menos sucios que había en la cesta para ir a la oficina o a ver a su editor o visitar a un cliente o a cuidar de sus padres/suegros porque cuando por fin se fue a dormir no teniais en la cabeza poner/tender/recoger la ropa.
"Cómo te pones, sólo es una lavadora".
No: es como mínimo 23 días al año de diferencia. Todas las horas de 23 días -como mínimo- en un año.
Y no ha sido un humano (de cualquier género) estafador ni violador ni siquiera perezoso o mala persona. Dejamos que pase porque una foto fregando cacharros no obtiene megusta en Fb, pero ponen un episodio de estreno de cualquier serie que es la copia de la copia de la copia del refrito de otras mil y hay que verla para fingir que tenemos criterio propio.


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