lunes, 5 de octubre de 2015

Cómoda tumba

Yo soy de las que reviento.

Reviento primero, luego me arrepiento. Contemplo durante un rato mis vísceras pringando cosas que será imposible limpiar y no me soporto.

Puse mi cabeza en una pica clavada ante la puerta para saber lo que iba a entrar. No funciona, porque lo ojos de fuera están muertos y el lenguaje de los muertos no lo entiendo y no sé si me serviría entenderlo.
Sería entender los aledaños de los difuntos y dejar de entender los míos.
Sería ser otra persona, seguramente viva, pero otra.

Otra… no, no quiero. Quizá un poco distinta.

¡Vértigo, vértigo; ya no soy ya no vuelvo ni puedo volver!

Esa que irracionalmente deseo ser es yo sin miedo, y puede que una vida sin miedo no merezca la pena vivirla.

(No se elige.
¿Se elige?
Puede que sí.
¿Se elige no elegir?
No, eso no.
Es siempre el presente un carbón ardiendo).

Zia Mei
08-03-10

Me sigue ardiendo la cabeza


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