viernes, 15 de mayo de 2015

Pensamiento y madreselva

Plantaciones de cuchillas
se abonan en este cuerpo.
Filos de gris azulado
cubren, feraces, el cielo.

Cuerpo que sufre sin nombre,
nombre que duele sin cuerpo:
descarnado apelativo
para un alborozo seco.

Tábanos de gelatina
pinchan, ansiosos, mis dedos.
Moscardos de esparto y grasa
desovan en mi contento.

Mi alegría está corrupta
y malogrado mi tiempo.
Tábanos de mantequilla
taladran hasta los huesos.

¿Ya no vuelas, pajarico?
¿Ya no disfrutas del vuelo?
Lloran plumas de abanico,
sobre patas de pañuelo.

Tengo una almendra por pico,
la almendra crece en el suelo.
El pajarico ya es árbol,
mi tronco es el de un almendro.

De plumas hago plumillas
y de mi vientre un tintero;
si como una almendra amarga
es de tinta su veneno.

Tejo, amapola y ortiga
se abonan en este cuerpo.
Pensamiento y madreselva
cubren, feraces, el cielo.




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